SEDICIÓN

Es sólo más de lo mismo
no hay razón para alarmismo:
nada teman, rectos ciudadanos
los que de verdad lo son

Después de todo (y antes que nada)
son sólo unas bandadas de vocablos,
avistadas en anárquico vuelo,
presumiblemente convocadas,
como tantas otras veces,
por el vil poeta, esa escoria agitadora
indefecable e indefectiblemente presente
en toda sociedad respetable

Ustedes ni se preocupen, las autoridades velan
para que ustedes puedan soñar con la felicidad
a un ritmo cardíaco convencional

(Sólo que hoy fue diferente):
tocadas las palabras de un fulgor de verdad
limpias, jabonosas, aladas,
fragantes novias blancas,
libres, incluso, y sólo por hoy,
de la ineludible carcoma del uso
de esa roñosa herrumbre de sarro y baba

así, cual vírgenes sonrientes, propiciamente ofrecidas,
hacia el poeta confluyen en espléndida estampida
animadas por un céfiro amigo
jubilosas,  purificadas, por ensalmo renacidas
en sentidos ya olvidados

Nadie las llamó esta vez,
y menos que nadie, el poeta,
y sin embargo, con qué encomiable espíritu de misión,
ellas a él se  entregan,
a él, que nada hace
sino besarlas en la frente
viéndolas tejer laboriosas, en sedicioso tumulto:

acoyuntándose en lascivas posiciones,
alumbrando sintagmas imposibles
prorrumpiendo en desinencias ilícitas
libertineando el orden de las cosas
(¡proclamaron  al mar verbo, y lo coronaron!)
blasfemando en su camino hasta la hoja perversas jaculatorias
vertiendo insolentes torrenciales eyaculaciones como carcajadas
sobre toda aquella mugre que,

         hasta el día de hoy,
               y a falta de mejor expresión
                      dimos en llamar
                         sacrosanta o sagrada